Cuatro palabras que ya encierran 85 años de historia. De hermosa historia ¿Cuántos tomos llevaría escribirla? ¿Cuántos hechos importantes o simples anécdotas podrían contarse? ¿Cuántos hombres han forjado su historia? ¿ Cuántas mañanas lluviosas o de sol, ventosas o calmas, han transcurrido? ¿Cuánta gente que contribuyó antes o contribuye ahora, de una forma u otra a formar la historia grande del país, ha corrido detrás de una pelota en un cuadro «La Liga» ?
En la pureza de su amateurismo sin mácula, La Liga ha marcado un hito importantísimo en la historia deportiva del país. Sus 85 años de límpida trayectoria, pletórica en acontecimientos de destaque, son sólo una continuación de la obra de aquellos soñadores que en 1914 la fundaron, seguramente sin siquiera sospechar el preponderante lugar que La Liga ocuparía en nuestra sociedad durante tantos lustros.
La función social cumplida en toda su existencia brindando a jóvenes- y no tanto- estudiantes una oportunidad de canalizar sus mejores energías en justas deportivas, es un reconocido mérito que La Liga recoge con indisimulado orgullo. La continua forja de hombres de bien con espíritus templados en la fragua de limpias competencias es una realidad ya hecha tradición.
Ya son 85 increíbles años de vida… y esto recién ha comenzado.
En la vieja casa, hoy demolida, local Sede de la Asociación de Estudiantes de Medicina, ubicada en la calle Ituzaingó N°1282 casi Buenos Aires, se reunía una barra llamada «la Cumparsa». Esa barra decidió que además de las actividades sociales y gremiales que hasta ese momento realizaban, debían incluir el deporte y como universitarios que eran debían realizarlo racionalmente.
Siendo uruguayos, qué otro deporte que el fútbol que ya era pasión por esos años, iban a jugar. Para ello fundan la «Liga Universitaria de Football». Actuó como Presidente Ad-Hoc el Sr. Gotardo Bianchi; Secretario Roberto Introini, Tesorero José Laurino, Secretario de Actas Eduardo Descamps y Vocales Wálter Martínez, Ildefonso Gómez, Mario Bordabeere, Luis A. Colombo, Luis A. Langon, Oscar Belan y Juan C. Pla.
Establecen como fecha fundacional, el 3 de Mayo de 1914 y aprueban los Estatutos el 20 de Mayo cuando además deciden que la bandera tendrá tres listas horizontales, dos azules y una blanca en el medio, cruzadas con una franja roja con la inscripción LUF, es decir Liga Universitaria de Football.
Desde ese 1914 quedaron sentadas las bases ético-deportivas y de convivencia que hacen que ésta, nuestra Institución sea tan querida por todos los que alguna vez pateamos la de cuero en alguno de sus torneos.
Un dato interesante: La barra fundadora de la Liga, «La Cumparsa» fue la destinataria de la marchita que el estudiante de arquitectura Gerardo Mattos Rodriguez que tenía por esos tiempos 17 años, compuso en el piano del local estudiantil, y luego, con el agregado en 1916 por Roberto Firpo de unos compases del tango «La gaucha Manuela», se convirtió en el famoso tema «La Cumparsita», que recorrió el mundo triunfalmente.
El título aludía a la comparsa que solían integrar los muchachos de medicina, fundamentalmente en la fiesta de primavera.
Ya les hemos contado que La Liga tuvo su lugar de nacimiento en la calles Ituzaingó N°1282 esquina Buenos Aires en la sede de la Asociación de Estudiantes de Medicina.
Lo cierto es que la Liga Universitaria vive siempre en casa prestada; Lavalleja y Gaboto (Sociedad Filantrópica); en la calle Maldonado, en el local de la Liga Uruguaya contra el Alcohol.
En su largo deambular estuvo por Soriano y Paraguay; en otra época en Canelones 775 y Ciudadela en una vieja casa que arrendaba la Comisión Nacional de Educación Física para anexo de la «Casa de los Deportes» y que compartió la L.U.D. con la desaparecida Federación Comercial y Sociedad Colombófilo. Allí en las asambleas cuando una moción era aprobada por unanimidad y la sucedía el consiguiente aplauso; los asambleístas recibían una descarga de yeso y revoque fino que se desprendía del techo. En este local fue que logramos el actual Parque Deportivo y que cumplimos las Bodas de Oro.
Otra anécdota destacable es el hecho de que de repente subía la escalera alguien que no tenía ni edad, ni facha de jugador y que cuando era interrogado por el querido conserje Miguel Molinari sobre su problema para derivarlo a la Oficina o al Tribunal, declaraba que no era allí que había querido entrar. Sucedía que la casa de enfrente era un prostíbulo y ese era el destino del visitante, que por cierto no quería ni ficharse, ni declarar.
Recordamos los tiempos en que nuestro Presidente Dr. José Nozar, el mismo que fue Decano Interino de la Facultad de Odontología y además el creador y propulsor del Centro Médico Deportivo de C.A.F.O.; cuando en las asambleas presupuestales proponía un rubro de $ 100 para la Sede propia y que luego siempre se gastaba en alguna transposición de rubros que la Asamblea autorizaba. Cuando la Comisión Nacional de Educación Física dejó de arreglar esta casa vecina del viejo Mercado Central y del Cubo Sur empezamos sin saberlo a caminar con rumbo fijo siempre por la calle Canelones e hicimos una parada de pocos meses en la «Casa de los Deportes General Artigas», de la C.N.E.F.(3 meses).
La última parada fue en Canelones y Bulevar Artigas dónde arrendábamos un altillo encima del garaje de la Casa de Río Negro. Si bien el lugar de oficinas era pequeño, el parral del fondo y la churrasquera eran muy disfrutables y desde ahí se sentían los goles del Estadio Centenario, cómo presagiando nuestro destino.
En esta última parada de la recorrida por la calle Canelones y durante las Presidencias del Dr. Horacio Garelli, primero y luego del Coronel Yaci Rovira se fueron gestando y se culminaron las gestiones de la cesión del predio bajo la Tribuna Colombes del Estadio Centenario, por la Intendencia Municipal de Montevideo, Comisión Administrativa del Field Oficial (CAFO) y la Organización del 5o. Mundial Universitario. Lo cierto es que allí se construyó la actual Sede, inaugurada el jueves 2 de diciembre de 1976. Evidentemente esta coqueta Sede ha terminado con parte de la bohemia de aquellos altillos, donde los banderines y el empapelado sostenían el revoque, pero además ha servido para racionalizar las tareas deportivas de la Organización. También ha servido para que «…habiendo agua caliente el mate siga siendo dueño y señor…».